Recientemente, gracias al Dr. Javier
Campayo, descubrí que el colectivo de personas donde mayor burnout (síndrome
del cuidador quemado) se producía era en las ONGs, gran sorpresa para mí que
llevo casi 20 años dedicándome a una, y colaborando con todas aquellas que me
lo han pedido, y por eso quiero romper una lanza hacia todos los colectivos
donde nuestra motivación y dedicación es primordial para poder ejercer nuestro
trabajo, y voy más allá, donde la motivación y la dedicación se agotan, y donde
también se descubre que la empatía también se agota, donde llega un punto en el
que si sigues poniéndote en la situación del otro, tus defensas cognitivas se
ven forzadas a inmunizarse porque si no, ante tanto malestar con que nos
encontramos, llegaría una mañana que no podríamos ni levantarnos por sentirnos
tal mal como las personas a las que atendemos ¿quién puede ser completamente
inmune a otros seres humanos, sobre todo cuando nos tenemos que dedicar a
ellos?.
En las Asociaciones de Familiares de
Personas con Alzheimer, esta experiencia es diaria, atendemos a los usuarios de
nuestros Centros, atendemos a los familiares que quieren venir a compartir con
nosotros sus angustias, conocemos las necesidades y carencias que tienen las
asociaciones a las que pertenecemos y las de nuestro entorno, escuchamos
problemas, y continuamente tenemos que hacer valer nuestro trabajo.
Por lo tanto, y retomando al Dr.
Campayo, ¿cómo lo podemos solucionar? Con compasión, llenarnos nosotros primero
para poder dar, si nosotros no nos cuidamos, queremos y agradecemos (a nosotros
y a los demás), que somos personas que necesitamos tanto afecto como las
personas a las que tratamos, y podemos ser conscientes y tener capacidad para
pedirlo (como un niño cuando llora porque le pasa algo), sólo hay que volver a
descubrir que se puede recuperar esta capacidad, que habíamos olvidado con los
años, porque socialmente “está feo” que se muestren nuestras debilidades, eso
en medio de la jungla sería ser devorado, estamos programados para luchar por nuestra
supervivencia, a coste de vivir con un alto grado de ansiedad y estrés, para
superarnos, para ser mejor que los otros, para “llegar más lejos”, para subir
en el escalafón, para ganar más, para comprarnos un mejor coche, para… para…
para.
Hoy día, me anima a continuar, el
saber que podemos ser un soplo de esperanza y ayuda para todas esas personas a
las que atendemos, que a pesar de los años pasados y las muchas personas que
han acudido a nosotros, otras muchas vendrán, y no podemos darles la espalda,
por muchos sinsabores que recibamos, pero que tenemos que estar fuertes para
conseguirlo, que necesitamos apoyarnos entre nosotros, que necesitamos
querernos en la misma medida que ellos nos van a pedir que les queramos.
Esta es mi reflexión antes de concluir
mi participación en el comité de expertos de FEVAFA, aunque podrán seguir
contando conmigo y ahí estaré si así lo consideran necesario, un gran abrazo
para todos, y GRACIAS ROSANA.
Ángeles Ferrándiz
Miembro del Comité de Expertos de
FEVAFA
Licenciada en Psicología-Directora
Centro de Día Alzheimer de Villena