viernes, 24 de marzo de 2017

ESTIMULACIÓN COGNITIVA





Hoy en día las demencias como enfermedad y la enfermedad de Alzheimer, en particular, se han convertido en un reto a muchos niveles; y, uno de ellos, es el tratamiento como forma de optimizar la calidad de vida de las personas afectadas y también de sus familias. A pesar de la ingente investigación farmacológica y de los muchos avances al respecto de la misma, el tratamiento actual sigue siendo sintomático y paliativo, cuyo principal objetivo es ralentizar el proceso de deterioro que conlleva la propia enfermedad, de forma, que consigamos optimizar la capacidad funcional de esta persona durante el máximo tiempo posible.
 
Por su parte, el llamado tratamiento no farmacológico abarca una gran variedad de técnicas cognitivas, físicas y sociales que busca estimular las capacidades preservadas, de forma que éstas permanezcan durante más tiempo. Por lo tanto, cuando hablamos de tratamiento para enfermedad de Alzheimer, deberíamos entender de forma automática ambas vertientes, pues nunca son excluyentes, sino que son formas complementarias de abordar un problema con la sensibilidad de conseguir una mayor calidad de vida para el propio enfermo o enferma y para la familia que le cuida. Realmente cuando hablamos de tratamiento no farmacológico o terapias blandas, ¿qué queremos decir?. En realidad estamos basándonos en las técnicas de estimulación cognitiva para favorecer el mantenimiento de las capacidades preservadas.
 
Los fundamentos básicos de la estimulación cognitiva son:
 
Neuroplasticidad: El cerebro es plástico, cuando hay una lesión cerebral, hay partes de ese cerebro que pueden adoptar la función de esa parte lesionada y substituirla. Esta capacidad es muy elevada en la infancia, disminuye con la edad adulta, y se va perdiendo en la vejez, pero aún tenemos esta capacidad residual. En el demente esta capacidad es muy pequeña, casi nula, por eso cambiamos el término de rehabilitación con el de estimulación para mantener durante el máximo tiempo posible las conexiones todavía preservadas, que suponen el sustento de las capacidades de las que el enfermo dispone y vamos a intentar potenciar para frenar, o más bien, ralentizar el proceso de deterioro.
 
Representación redundante: Los ámbitos o funciones cognitivas no están representados o localizados en una única área o zona del cerebro, sino que son fruto de varias interconexiones entre diferentes formas del mismo, y esto es lo que vamos a potenciar si sabemos la localización de la lesión o la zona más afectada, intentaremos potenciar aquella otra zona del cerebro que pueda realizar la misma función.
 
Restitución farmacológica: Aprovechar el beneficio del fármaco para rentabilizar al máximo nuestra intervención.
 
Para obtener el máximo beneficio de la estimulación, hay que organizar las diferentes técnicas o estrategias para llevarla a cabo en un plan de estimulación en el que se contemple el nivel de deterioro del enfermo y también las idiosincrasias propias de cada individuo de forma que sea lo más personalizado posible (tenemos que tener en cuenta que las demencias y la enfermedad de Alzheimer supone una importante variabilidad interindividual). Para ello, antes tendremos que realizar una valoración cognitiva y tras ella, podremos elaborar el mapa de capacidades que nos guiará en el establecimiento del plan de estimulación de cada persona.
 
Las diferentes técnicas o estrategias con las que contamos para llevar a cabo la estimulación son:
 
Reminiscencia: Como una forma de reactivar el pasado personal y, de esta forma, mantener su propia identidad; no únicamente se trabaja con experiencias personales o autobiográficas, sino, también se rememoran hechos generales de la historia común.
 
Terapia cognitiva: Es una intervención terapéutica con fines estimuladores de la capacidades cognitivas tales como memoria, lenguaje, praxias, gnosias, funciones ejecutivas, atención, razonamiento abstracto y cálculo y además, potencia el efecto de los fármacos aplicados en cada caso.
 
 Orientación a la realidad: Técnicas que favorezcan su situación temporal, espacial y personal en tiempo real para evitar la confusión y evitar la desconexión del entorno personal.
 
Musicoterapia: Es una técnica de estimulación que usa la música como instrumento principal en el trabajo de habilidades cognitivas y sociales, de forma que ofrece vías alternativas de comunicación y también de expresión corporal, lo cual beneficia la sociabilidad de la persona enferma.
 
 Adaptación del entorno (intervención o terapia funcional): Consiste en la ejecución de actividades cotidianas que favorezcan la autonomía socio-personal del enfermo/a, frente a la pérdida progresiva que este manifestará para desenvolverse en las AVD.
 
Terapia de validación: Es una forma de comunicación que busca la empatía con el enfermo, de forma que no tratemos de contradecir, ni re-orientar, sino simplemente entender y empatizar con la situación que en ese momento este viviendo, sea real o no.
 
Técnicas de fisioterapia basadas en la movilidad articular global y el establecimiento de parámetros físicos básicos, tales como el tono muscular, el equilibrio, la marcha y la movilidad.
 

Hay que destacar que ninguna de estas técnicas es válida si no se ajustan al mapa de capacidades preservadas del individuo. Además de la necesidad de revisión de los planes de estimulación individuales de forma que se ajusten al momento evolutivo de cada persona; de ahí la importancia de las sucesivas re-evaluaciones y del seguimiento de cada uno los planes para optimizar su eficacia en cada enfermo y familia que lo reciba.
 
 
Karina García Rico
Miembro del Comité de Expertos de FEVAFA
Psicóloga Clínica –Neuropsicóloga
Directora Técnica AFA-Castellón

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